miércoles, 12 de agosto de 2009

RECONOCER

Yo estudiaba y estudiaba, pero lo hacia mal, eso es todo.

Los vi en la puerta de un teatro pequeñito, donde empecé con todas esas nuevas formas de expresión, con los juegos de a tres, con la acción de descubrir por casualidad y no por efecto y la manera mas antiestética de inventar, de inventar el deseo.

Fue el origen del crecimiento, pero el crecimiento esencial, el origen de la propia culpa, de tus manos frente a mi cuerpo, del llanto absurdo, pero llanto al fin.

Así dejamos de pertenecer y nos convertimos en pocos, sin miedo a caer, tendiendo nuestras sombras a los cielos nos deslizábamos bajo la oscuridad, traspasábamos fronteras sin temor de regresar exhaustos, vacíos, x q al final de todo, siempre habíamos caminado solos, y no era ajena la libertad de volver a empezar.
De esa manera transcurrió nuestro año perfecto, ese año sincero, nuestro…

Ahora q recuerdo ese pequeño teatro y regreso a el, me doy cuenta q el placer requiere eternidad, q aunque el destino me haya cambiado el rumbo, aun me atrapa, y me regresa a la existencia, a la vocación de intentar, de arriesgar, de equivocarme y a pesar de todo reconstruir, reconstruir esta espera tuya…

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