sábado, 10 de octubre de 2009

27


La puerta huyó de mí.

El cigarro se había gastado en el cenicero, sus latidos se acoplaron a los míos, dijo q ese sonido era como el mar, pregunto por mis padres, hizo extrañas preguntas.

Pase días de intenso retiro x q había empezado a adorar las sombras, varias puertas se habían abierto, me dio un pedacito de su cama, de su mesa, de sus cuentos y sus canciones, no encendía las lámparas, recortaba los muros, se adelantaba el corazón, su luz llenaba el aire, nos tocaba, cantábamos, por dentro y por fuera, cantábamos, nuestras penas se rendían al gozo, él en su soledad, frente a mi mirada, sin temor al riesgo, destinados a sentir demasiado.

Si te miro vuelvo a tu unidad, los recuerdos transcurren rápidos, tu sueño es una huida, un estado de escape q provocas, me dejaste caer, ir en tu proximidad, tu imagen retiene la herida, lejanos y próximos, la tristeza se expone, se levanta, talla, el miedo espera, brota, mi corazón arrodillado se incorpora, empuja, cala, abre, cruzo de esta mudez a la tuya, dame a contemplar lo q a ellas, arden tajos de nostalgia, dilatada presencia, vuelve…

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